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jueves, 26 de mayo de 2011

Su condena

Sú condena
La condena de estar viva, era su más dura pena
Con la boca muy sellada y sangre hirviendo en las venas.
De ser un día con luz, paso a ser noche muy negra
Aquel paisaje florido, se convirtió en hojas secas.
Como coraza de amianto, su memoria la atrapaba
Con una angustia perenne, despertaba las mañanas
Mal llevaba su rutina invadida de añoranzas
Solo podía sonreír al rememorar su infancia.
¿Porque nos amantaste con tu leche tan amarga?
¿Quien te despertó aquel día, con estruendos de metralla?
¿Qué fue lo que sucedió, quien pagará aquella tasa?
¿Dónde fueron a dormir, los que sacaron al alba?
Hoy no quiere recordar, los zumbidos de las balas
Ni las raciones de pan, de leche o de las palabras
Quiere volver a encontrar  ilusión en las miradas
Y que le deslumbre el sol, al abrir una  ventana
Ver el triunfo de la vida y el final de la guadaña
Que no vuelvan esos tiempos de oscuridad y de rabia
De silenciar  unas bocas, con las miradas que hablan.

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